¿Su propuesta de valor para empleados sigue siendo relevante?
Ahora es un momento crítico para determinar si su propuesta de valor para el empleado (EVP) es convincente.
Estamos en plena revolución laboral. La pandemia ha alterado casi todos los aspectos de la experiencia de los empleados, cambiándolo todo, desde el lugar de trabajo hasta la forma de interactuar con clientes, compañeros y consumidores. Actualmente, existen indicios claros de que las expectativas fundamentales de los trabajadores sobre el trabajo están cambiando. En los últimos meses, un número sin precedentes de empleados han abandonado sus puestos de trabajo en busca de oportunidades más seguras, sanas y sostenibles.
Teniendo en cuenta la magnitud y el alcance de estos cambios, como se ha mencionado anteriormente, ahora es un momento crítico para determinar si su propuesta de valor para el empleado (EVP) es convincente y si su estrategia de compensación total está alineada con las necesidades actuales y futuras de su plantilla.
El contrato de empleado en evolución
Los EVP y las estrategias de recompensa del talento se basan en un contrato psicológico implícito que define la relación entre empleador y empleado. Durante gran parte del siglo XX, el contrato de lealtad fue suficiente para vincular a la mayoría de las personas a sus empleadores durante toda su carrera profesional. Los sistemas de retribución y los EVP se basaban en gran medida en motivadores extrínsecos e incentivos financieros. Las organizaciones ofrecen salarios, beneficios y seguridad laboral a cambio de un compromiso de por vida de los empleados.
A principios del siglo XXI, las limitaciones de este planteamiento eran evidentes. Cada vez son más los estudios —incluidos los nuestros— que demuestran que, aunque la retribución y las prestaciones son importantes, los empleados también quieren empleos que les motiven intrínsecamente y les proporcionen un sentido y un propósito, comunidad y camaradería, y crecimiento y desarrollo. Esta investigación dio lugar a la aparición del contrato de compromiso. En las dos últimas décadas, muchas organizaciones han empezado a centrarse en las necesidades psicológicas de sus empleados ofreciéndoles puestos de trabajo atractivos y experiencias laborales significativas.
El compromiso seguirá siendo importante. Pero no será suficiente para atraer y retener a los mejores talentos en un mundo pospandémico. Esto se debe a que la pandemia ha restablecido los valores de los empleados. Hace una década, la centralidad del trabajo —la importancia relativa que las personas conceden a su trabajo— era elevada. Trabajos estables, buenos jefes y carreras prometedoras eran signos codiciados de éxito.
Pero hoy en día, tras años de cierres patronales y despidos, trabajo a distancia y reuniones virtuales, y enfermedad y ansiedad generalizadas, muchas personas tienen una perspectiva diferente de la vida. Hemos descubierto que los empleados de todas las organizaciones se preocupan mucho más por su salud física, su conciliación de la vida laboral y personal y su bienestar emocional que por su seguridad laboral, sus jefes o su desarrollo profesional. Los empleados buscan un nuevo acuerdo, uno que sea empático y centrado en los empleados.